NO LES DEJEMOS MARCHAR SIN MÁS

Ni un paso atrás, que nunca se nos olvide de donde venimos, ni a donde vamos.

Escribo estas letras y no me siento ni con derecho de hacerlo, ni con ganas de repetir lo que estos días tanto se dice. Así que seré breve.

No me gustaría que quedara todo en palabras huecas. Al hacerlo, me tiemblan las manos y la rabia me nubla la vista. He podido ver vídeos en los que aparecen fotos antiguas, incluso estas dos que yo he elegido.

Por falta de medios, por falta de respeto, por falta de amor propio y a los demás… se ha decidido desconectar a las personas mayores. No lo voy a condenar ni a justificar. Tendría argumentos que todos sabemos para ambas cosas.

Cuando todo haya pasado, que pasará… no podemos olvidar.

Esos mayores fueron un día niños que nacieron entre bombas y desolación. Que no tuvieron ni lo más esencial. Pasaron hambre, jugaron con piedras, hicieron muñecos de cartón… y sonreían.

Eran felices por ir a la escuela, por aprender, por jugar, por comer, por salir al sol, por un beso, un abrazo…

En su juventud lucharon por sus creencias, con fuerza. Lucharon por salir adelante en un país inhóspito, forjaron un hogar a fuerza de trabajar. No había ninis, no había drogas, no había whassap ni Netflix. Disfrutaron de los primeros avances tecnológicos. Y salieron adelante. Porque esas personas sabían perfectamente lo que era retroceder.

Sabemos en qué condiciones han fallecido. Y el dolor de sus familias al no poder despedirse con los honores que se merecen. Porque es nuestro el dolor. Es de los que nos quedamos.

Quedémonos con la lección de vida: esas personas vivieron con lo mínimo, lucharon por los beneficios de todos, trabajaron duro, nos enseñaron a ser quiénes somos… y siempre sonrieron. En algunos de los nuestros las arrugas de expresión muestran más sufrimiento que alegría. Pero era solo el recordatorio de una época pasada… que así sea. Que no volvamos a no saber quiénes somos ni de donde venimos. Y mucho menos… a donde vamos.