Tenemos la oportunidad de ser mejores, de pensar en los demás más que en nosotros mismos. A estas alturas de la cuarentena, estamos ya más preocupados por nuestra propia salud mental, que por los problemas de los demás. Y está bien. Estar encerrados también nos está haciendo replantearnos las cosas, conocernos a nosotros mismos, y ser más egoístas. Porque pensamos que el hecho de no salir, es un hecho amable, generoso… que lo es.
Pero tenemos todavía mucho camino por recorrer. ¿Y si, de repente, te dieran una mala noticia? si de pronto alguien de tu familia resultara infectado por este raro y resistente virus, y tu mundo se cerrara más de lo que ya está, ¿cómo te sentirías? Dejaría de tener importancia nuestro encierro. Dejaría de existir el yo. No tendrías ganas de bromas ni de noticias sobre los muertos diarios.
Porque de esas cifras, que son elevadas, solo te importará un número. 1.
Y ya no sentirás que tu encierro era tan generoso, ahora te parecerá un gesto titánico. Porque no podrás salir a darle la mano. Ni a hablarle en los últimos momentos. Estar encerrado te resultará como estar en un agujero oscuro, sin oxígeno.
Así que, si no estás en esa situación, por favor, empatiza. No te quejes por estar en casa. Estás bien y los tuyos también. Haz cosas que te gusten, porque las harás porque quieras, y no porque te resulte imposible vivir esta situación.
Estela Melero Bermejo 
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