Ayer nos dieron las pautas para la desescalada. LLegado este momento, que era tan deseado, los sentimientos fluyen en direcciones contrarias.
Por un lado las GANAS, porque las hemos ido aguantando, controlando. Hemos respirado hondo cada vez que nos entraba ansiedad por no poder estar con quién/ donde queríamos. Por otro lado el MIEDO. Porque nadie nos dice que todo vaya a salir bien. Porque los que perdieron su trabajo, no saben si/cuando volverán. Los que no lo teníamos, sabemos que todo se ha relentizado, y que hemos gastado parte de nuestro tiempo, que corre en contra. INSEGURIDAD. Mis proyectos se han visto favorecidos y agraviados por esta crisis. Por un lado, he sacado adelante el borrador de mi segundo libro, en el que ya estaba trabajando, y sabiendo que el encierro habrá influido para bien y para mal en lo que haya escrito. Por otro lado, las presentaciones, ferias del libro…INCERTIDUMBRE. El estudio lo he tenido que apartar por el momento. Las oposiciones estaban a falta de fecha, y ahora, más aun. Pero pronto lo retomaré. No habrá colegio hasta septiembre. Los alumnos, desde marzo hasta septiembre en casa. Mis hijos se comen las paredes. No es salir a pasear lo que necesitan(no solo). Necesitan jugar con otros niños, tener unas normas de convivencia… las madres luchamos porque estén una hora sentados en casa. Y nos cuesta una vida. Porque ellos se sienten tan desorientados ante esto, como nosotros. Si tuviera que dar consejo diría: mantén las normas, los horarios… bla bla bla bla bla bla.
Recuperaremos nuestras vidas en algún momento, paulatinamente. Me pregunto si esta paciencia que hemos desarrollado nos servirá para aguantar…o nos hará salir gritando como los locos(yo soy más de lo segundo).
Estela Melero Bermejo 
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