
Antes de convertirse en madre, ella era una mujer a quien la vida no regaló nada.
Pero todas las heroínas tienen superpoderes. Y los suyos llegaron cuando nos tuvo a nosotras, sus tres hijas.
Ella sabe cuándo la necesitamos cada una.
Sabe multiplicarse.
Reconoce la fiebre con solo mirarte, nota si estás demasiado cansada, o si tu cara está rara y debes ir al hospital.
Entiende y aguanta cuando estamos más nerviosas, incluso cuando es porque estamos demasiado felices por algo que pronto nos va a dejar caer.
Pero, sin duda, el mejor superpoder de mi madre, es haberse convertido en abuela.
La Iaia quiere a cada nieto por igual. Se tira al suelo a jugar con ellos cuando son pequeños, y les hace lentejas ( su plato favorito) cuando son mayores y no se dejan hacer más.
Mamá. Bien orgullosa puedes estar. Tus superpoderes son los mejores que cualquier heroína puede desear.
Te queremos.
Deja una respuesta