AMANECER

Paseo la mirada contemplando el horizonte. Desde ese lugar se puede apreciar la irregularidad de la costa. Observo cómo el sol se va dejando ver sin prisa. Primero un cuarto horizontal. Mi piel se eriza mientras en mi mente retumba una y otra vez la canción que he escuchado minutos antes en el coche. Te entiendo. No es casualidad que haya puesto ese CD. Media luna. Aunque me marché tan lejos como pude sigo enamorada de él. Pero en esta aurora, con el sol de cara, la brisa suave, el horizonte frente a mí, solo puedo pensar en que estoy aquí de nuevo. Luna llena. Amanecer. Recuerdo la angustia producida por ese caso sin resolver, por cómo puso mi vida patas arriba sin permiso y sin piedad. Ya ha pasado un año. Y entonces pienso, con el corazón acelerado, en la posibilidad de volver a verlo.

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