
Hace poco les contaba a unas amigas curiosidades que me ocurrían en el autobús en los cuatro viajes al día que lo uso.
Desde una persona que decía » de acuerdo» cuatro veces por frase en un monólogo de tres minutos de lo que yo creí que era una conversación ( hasta que puso en bucle el mensaje de audio autoescuchándose, tan conforme de sus 47 deacuerdos); un señor que iba de pie agarrado a la barra tatareándose una nana; hasta esas personas tan típicas, tan folclóricas, diría, que hablan con alguien por teléfono a gritos.
Pues hoy era una de esas.
-Maripili ( no es que yo tenga nada en contra de las Maripilis, es que se llamaba así), pídeme cita para el bigote que llevo una selva negra… Sí, sí, y de paso pídete para ti, hija.
-Mamá…- se intuía decir a una avergonzada hija, con la cabeza recogida entre los hombros, quizá los ojos vueltos al suelo.
Ponte unos auriculares- me diréis.
Pues es que así voy yo tan a gusto, estas historias son personajes, vidas, diálogos y mucho más.
Y yo soy el demonio disfrazado de ángel que las escucha y transcribe.
Buenos días.
Llevo desde los 16 años usando autobuses, trenes y metros… Y es súper bonito decir que he tenido amigas de bus que han hecho la espera y el trayecto más ameno. Hemos hecho y deshecho grupos de WhatsApp, hemos hecho quedadas, nos hemos hecho regalos, hemos asistido a tristes despedidas… Somos escandalosas, alegres, tristes y a algunas personas les hemos molestado… Lastima, que se cojan un taxi oye. Y si no, que se unan a nosotras, ya lo dice el refrán: » si no puedes con el enemigo, únete a él» 😊
Me ha gustado mucho lo que cuentas!! Un abrazo!