Los calcetines raídos.

Mírale, ahí va, con la poca fuerza que le queda en el cuerpo, tratando de dar cuatro pasos colgado del brazo de su hija.

Ella pidió permiso en el trabajo hace una semana para poder acompañarle a la consulta del endocrino. Desde que murió su esposa no tiene apetito, y se niega a ingerir nada que le conlleve el esfuerzo de masticar.

Hoy se ha debido vestir solo, no le ha debido ayudar la chica que han puesto para su cuidado. Solo así se explica que lleve los calcetines raídos por encima del talón.

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