
Relato corto.
Sucedió durante un concurso infantil en el que ambos éramos jueces.
Durante los días anteriores a la final algo nació entre nosotros.
Miradas, sonrisas cómplices…
Yo me lo intentaba negar, quizá por la diferencia de edad que había entre nosotros. Quizá no. Por eso. Yo 42, el 25.
Intentaba evitarlo, pero a veces lo inevitable es un huracán que nos arrastra.
El día de la final yo estaba ahogada por él.
Le rocé un dedo entre una actuación y otra. Apartó la mano.
Quedaban dos actuaciones. Todo acabaría pronto.
Le cogí de la mano, con cuidado, sin que nadie nos viera.
La volvió a retirar.
Cuando los niños terminaron vinieron a saludarnos.
No nos podíamos abrazar, pero a ellos es imposible frenarlos. Noté que me rodeaban por sus bracitos un poco por encima de la cintura.
Él sonrió con cariño.
Salimos de allí.
Nos quedamos solos en el pasillo.
Me acorraló contra una pared.
Retiró mi mascarilla, después la suya.
Me acarició los labios.
Antes de besarme me dijo:
_Si esto sale mal, va a doler.
No le pude contestar, sus labios ya estaban sobre los míos.
Deja una respuesta