De pequeña salía en las fotos con los ojos muy abiertos, casi siempre mordiéndome los mofletes y tratando de no respirar. También con la cabeza ladeada, esto último, quizá, porque me pesaba mucho el pelo. Los nervios me hacían reproducir un tic que enlazaba un pestañeo exagerado de ojos con el movimiento que hacen los conejos con el hocico. Imaginad mis fotos de la comunión.
A veces vuelvo a ser esa niña, cuando recuerdo ese tic, todo el repertorio vuelve a mí, es como si nadara en agua caliente y de un segundo para otro se volviera fría, y después caliente otra vez. No os imagináis el esfuerzo que supone parar la rueda de roedor en la que se convierte mi cara.
Hace unos años tuve una parálisis facial, sustos aparte, se combinó con hormigueos en brazo y pierna izquierdos que todavía padezco. Recuerdo que, en aquel momento, beber con pajita, con vaso, de una lata; o soplar un globo, era imposible. Así como cerrar el ojo. Es curioso darse cuenta de que te está ocurriendo algo grave porque te miras en el espejo y te ves todo el tiempo. No nos damos cuenta del parpadeo hasta que no lo tenemos.
Pues bien. La piel pierde elasticidad y mi lado izquierdo de la cara se derrite como un reloj de Dalí. Siempre me ha dado vergüenza lo mucho que se me nota al reír. Ese párpado, a veces, se queda atascado como si fuera el de una muñeca antigua. Me da la risa, pero no suelo hablar mucho del tema, porque, en realidad, tanta risa no da.
Los nervios son incontrolables, a veces nos traicionan y nos hacen llenar nuestro rostro de millones de tics de los que nos somos conscientes (o sí). Otras veces nos provocan algo peor. Pero al final, cuando veo las fotos de la comunión y tengo esa cara de susto, cuando me hago una foto y medio rostro mira hacia el suelo como si se quisiera despeñar. Al final de todo, ¿sabéis lo que veo? Veo a Estela. La Estela nerviosa a la que ser así le trae tantos disgustos como logros.
Nunca más me dará vergüenza mostrar mi rostro caído, ni miedo. Porque significa que pudo ser mucho peor y que esa del espejo sigue siendo Estela.
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